(Resolución de la I Conferencia del PCTE en Madrid).
En el paulatino proceso de desindustrialización de nuestro país esta vez le ha
tocado a Schneider Griñón, el ERTE que la empresa plantea para 82 compañeros
supondría la puntilla para la planta, acentuando así el desmantelamiento industrial del
que es víctima el sur madrileño. La destrucción del empleo con unas condiciones dignas,
que tanta lucha le ha costado a la clase obrera, aboca a los jóvenes que se incorporan a
sus primeros trabajos a otros sectores como la hostelería y la logística donde opera la
precariedad, temporalidad y bajos salarios.
Los trabajadores no podemos aceptar por más tiempo el eterno chantaje del
capital que nos obliga a elegir entre la pérdida de derechos o la deslocalización.
El ejemplo de los compañeros de Schneider, con sus dirigentes sindicales a la
cabeza, movilizándose hasta conseguir un futuro para la planta, marca el camino al
conjunto de la clase obrera madrileña y de todo el estado.
La reindustrialización no sólo es una garantía a futuro de empleo con derechos, tal
como nos demostró la pandemia con la falta de mascarillas, respiradores…es el primer
paso para poder garantizar las necesidades más básicas de la mayoría de la población,
pero para acabar de transitar el camino de la libertad para la clase obrera debemos
sumar a la reindustrialización, la nacionalización y el control obrero.
Los trabajadores, los únicos que generamos todas las riquezas, somos los que
lógicamente debemos tomarlas en nuestras manos para administrarlas en función del
colectivo, planificando la producción en función de los intereses de toda la sociedad y
sacudiéndonos a los parásitos que acaparan en pocas manos lo que producimos entre
tantas, sólo así conseguiremos no tener que sufrir más empleo precario, EREs, hambre y
miseria.
¡SCHNEIDER NO SE CIERRA!
¡REINDUSTRIALIZACIÓN, NACIONALIZACIÓN Y CONTROL OBRERO DE LA PRODUCCIÓN!