El 28 de mayo, la dirección de Nissan comunicaba a los trabajadores la decisión de cerrar las fábricas de Barcelona. Lo hacía por videoconferencia a través de su máximo dirigente europeo, Gianluca de Ficchy, dejando sólo tres minutos de réplica a los representantes de la plantilla.
La decisión supone un golpe devastador para la vida de 25.000 famílias que dependen de esta empresa, contando empleos directos e indirectos, pero también para el conjunto de la clase obrera del país. Las factorías de Nissan suponen el 7 % del PIB industrial catalán y su marcha abre la veda para que se redoblen los ataques contra otras empresas.
La decisión de la directiva de cerrar las fábricas fue respondida con valentía por los trabajadores, que estaban en una huelga indefinida que se mantiene hasta día de hoy. Están decididos a luchar hasta la victoria y la empresa asiste incrédula a una guerra decidida que no se esperaban. Pensaban que podrían salirse con la suya, pero los obreros se han encargado demostrar que no es así.
Para intentar cortar la lucha sindical, los directivos recurren a diversos métodos. Si Nissan Motor Ibérica respondía a las reivindicaciones de la huelga de 1974 con despidos y amonestaciones, la empresa hoy no es muy distinta. Durante años ha sometido a chantajes a la plantilla, prometiendo una producción que no llegaba y empleos que nunca se materializaron. Frescas están en la memoria de todos la promesa de 1.000 empleos cuando se aplicaron recortes en 2008 y 2009 y también las promesas de 2014 cuando los trabajadores tuvieron que aceptar la doble escala salarial. Año tras año, los empresarios han rebajado los derechos laborales de los obreros, pero la situación ha llegado al límite y la plantilla ha dicho basta.
Desesperados, los dirigentes han probado varias jugarretas. Fomentan la división en el seno de la plantilla con la vaga promesa de las prejubilaciones y las bajas incentivadas, al mismo tiempo que tratan de convencer a los trabajadores de que la lucha no es la misma para todos los centros. Aseguran que mantendrán abiertas las plantas de Ávila y Cantabria y, recientemente, también han añadido a la lista diversos centros de Barcelona no vinculados exclusivamente a las fábricas de Montcada, Sant Andreu de la Barca y Zona Franca. La respuesta de los obreros es contundente: la lucha es una sola y nadie puede quedar atrás. Ningún empleo está encima de la mesa de negociación.
La empresa da por abierto el periodo de consultas para el ERE de extinción de plantilla sin haber concluido la ronda de reuniones con los consultores europeos. Tienen prisa. Mientras tanto, la junta de accionistas de Nissan vapulea a Makoto Uchida, pero lo único que le critican es que no genera suficientes beneficios para la empresa. ¡Eso a los trabajadores nos da igual! Es hora de poner el criterio del beneficio empresarial fuera de la partida.
Las distintas administraciones catalanas y centrales han estado sucumbiendo durante años al chantaje de la empresa, habiéndole regalado 179 millones de euros desde 2009 y todavía le prometían más. Autorizaron los ERE que se han ido produciendo. Al mismo tiempo, en el gobierno PSOE-UP hay voces que hablan de la nacionalización, lo mismo que en la Generalitat, pero nadie da pasos reales para conseguirla. ¡Qué fácil es subirse al carro de las reivindicaciones si es sólo de boquilla!
Los gobiernos del PSOE y del PP aprobaron sucesivamente dos reformas laborales que han diezmado los derechos de todos los trabajadores. Entre muchas otras cosas, han revocado la autorización previa para los ERE, que ahora pueden ser ejecutados de manera unilateral por las empresas. La plantilla de Nissan reclama la derogación de la modificación del artículo 51 del Estatuto de los Trabajadores, fruto de la reforma laboral del PP, que autoriza a los empresarios a despedir trabajadores sin autorización, pero la Ministra de Trabajo de Unidas Podemos, Yolanda Díaz, hace oídos sordos.
Son muchos los que todavía esperan que la solución llegue con la entrada en escena de un nuevo inversor de capital. Esto son cantos de sirena, no es una opción viable. Cualquier inversor nuevo que entre en la partida lo hará de la misma forma en que entraría un elefante en una cacharrería, esto es, exigiendo nuevos recortes en derechos laborales y quizá también en el número de trabajadores en plantilla. ¡Basta ya!
Para convencernos de que esta es la única solución, se alude constantemente a los ejemplos fallidos de nacionalización en nuestro país. Se habla de Santana Motors en Jaén, empresa que la Junta de Andalucía dejó caer miserablemente. Poco se habla de que, hasta hace muy pocos años, numerosas empresas que hoy son privadas y tienen grandes beneficios eran públicas. La propiedad pública de las empresas no es una utopía y el Estado puede expropiar activos privados amparándose en los artículos 33 y 128 de la Constitución, que es sagrada para lo que les interesa.
Nissan tiene en suelo nacional medios de producción e instalaciones muy caras y muy valiosas. Su valor es muy superior al monto total de las subvenciones que se le ha dado a la empresa, pero es da igual porque los empresarios están alimentándose constantemente de la riqueza de los trabajadores. Es hora de tomar lo que es nuestro.
El plan de nacionalización de Nissan es posible y es viable. Hace falta no sólo arrebatar los medios de producción a la empresa, sino también construir un futuro viable para sus activos cuando estén en manos del Estado, generando empresas auxiliares y conocimiento que sostengan las instalaciones. Ningún trabajador sobra en el proceso. Es más: los trabajadores deben estar en control de las fábricas, aunque la titularidad sea estatal, y deben implicarse en la toma decisiones. Nosotros producimos y nosotros debemos decidir.
Quedan muchos meses de lucha por delante y la empresa tratará de colocarnos ante vías muertas muchas veces. Pero tenemos la organización, tenemos la fuerza y tenemos custodiadas sus fábricas, que ellos no van a recuperar fácilmente. Las defenderemos con nuestros cuerpos si hace falta, ¡pero no se van a llevar ni un solo tornillo de ellas!
Hace falta mantener la unidad de la plantilla y profundizar en la participación de todos en el conflicto y en la toma de decisiones, permitiendo así la incorporación de más compañeros de la empresa a las movilizaciones. Con ello, el futuro de la plantilla está asegurado y no hay nada ni nadie que nos pueda parar. Seguro que, por el camino, los obreros de Nissan se encontrarán con la complicidad y la ayuda de trabajadores de muchos otros sectores que están en una situación similar. La unidad de la clase es nuestra fuerza.
¡Nacionalización inmediata de las fábricas y los activos de Nissan!
¡Viva la lucha de la clase obrera!
Comité Nacional del Partit Comunista dels Treballadors de Catalunya (PCTC)
[Català]
Segueix la lluita dels treballadors de NISSAN. Quines són les nostres perspectives?
El 28 de maig, la direcció de Nissan comunicava als treballadors la decisió de tancar les fàbriques de Barcelona. Ho feia per videoconferència a través del seu màxim dirigent europeu, Gianluca de Ficchy, deixant només tres minuts de rèplica als representants de la plantilla.
La decisió suposa un cop devastador per a la vida de 25.000 famílies que depenen d’aquesta empresa, comptant ocupacions directes i indirectes, però també per al conjunt de la classe obrera del país. Les factories de Nissan suposen el 7% del PIB industrial català i la seva marxa obre la veda perquè es redoblin els atacs contra altres empreses.
La decisió de la directiva de tancar les fàbriques va ser resposta amb valentia pels treballadors, que estaven en una vaga indefinida la qual es manté fins a dia d’avui. Estan decidits a lluitar fins a la victòria i l’empresa assisteix incrèdula a una guerra decidida que no s’esperaven. Pensaven que podrien sortir-se amb la seva, però els obrers s’han encarregat demostrar que no és així.
Per a intentar tallar la lluita sindical, els directius recorren a diversos mètodes. Si Nissan Motor Ibèrica responia a les reivindicacions de la vaga de 1974 amb acomiadaments i amonestacions, l’empresa avui no és molt diferent. Durant anys ha sotmès a xantatges a la plantilla, prometent una producció que no arribava i ocupacions que mai es van materialitzar. Encara roman a la memòria de tots la promesa de 1.000 ocupacions quan es van aplicar retallades al 2008 i 2009 i també les promeses de 2014 quan els treballadors van haver d’acceptar la doble escala salarial. Any rere any, els empresaris han rebaixat els drets laborals dels obrers, però la situació ha arribat al límit i la plantilla ha dit prou.
Desesperats, els dirigents han provat diverses males jugades. Fomenten la divisió en el si de la plantilla amb la dèbil promesa de les prejubilacions i les baixes incentivades i, al mateix temps, miren de convèncer als treballadors que la lluita no és la mateixa per a tots els centres. Asseguren que mantindran obertes les plantes d’Àvila i Cantàbria i, recentment, també han afegit a la llista diversos centres de Barcelona no vinculats exclusivament a les fàbriques de Montcada, Sant Andreu de la Barca i Zona Franca. La resposta dels obrers és contundent: la lluita és una sola i ningú pot quedar enrere. Cap lloc de treball està damunt de la taula de negociació.
L’empresa dona per obert el període de consultes per al ERO d’extinció de plantilla sense haver conclòs la ronda de reunions amb els consultors europeus. Tenen pressa. Mentrestant, la junta d’accionistes de Nissan fa pols a Makoto Uchida, però l’única cosa que li critiquen és que no genera suficients beneficis per a l’empresa. Això als treballadors ens és igual! És hora de posar el criteri del benefici empresarial fora de la partida.
Les diferents administracions catalanes i centrals han estat sucumbint durant anys al xantatge de l’empresa, havent-li regalat 179 milions d’euros des de 2009 i encara li prometien més. Han autoritzat els ERO que s’han anat produint. Al mateix temps, dins del govern PSOE-UP hi ha veus que parlen de la nacionalització, el mateix que fan alguns des de la Generalitat, però ningú fa passos reals per a aconseguir-la. Que fàcil és pujar-se al carro de les reivindicacions si és només de boca!
Els governs del PSOE i del PP van aprovar successivament dues reformes laborals que han delmat els drets de tots els treballadors. Entre moltes altres coses, han revocat l’autorització prèvia per als ERO, que ara poden ser executats de manera unilateral per les empreses. La plantilla de Nissan reclama la derogació de la modificació de l’article 51 de l’Estatut dels Treballadors, fruit de la reforma laboral del PP, que autoritza els empresaris a acomiadar treballadors sense autorització, però la Ministra de Treball d’Unidas Podemos, Yolanda Díaz, tanca l’orella.
Són molts els que encara esperen que la solució arribi amb l’entrada en escena d’un nou inversor de capital. Això són cants de sirena, no és una opció viable. Qualsevol inversor nou que entri a la partida ho farà de la mateixa forma en què entraria un elefant en una terrisseria, això és, exigint noves retallades en drets laborals i potser també en el nombre de treballadors en plantilla. Ja n’hi ha prou!
Per a convèncer-nos que aquesta és l’única solució, s’al·ludeix constantment als exemples fallits de nacionalització al nostre país. Es parla de Santana Motors a Jaén, empresa que la Junta d’Andalusia va deixar caure miserablement. Poc es parla que, fins fa molt pocs anys, nombroses empreses que avui són privades i tenen grans beneficis eren públiques. La propietat pública de les empreses no és una utopia i l’Estat pot expropiar actius privats emparant-se en els articles 33 i 128 de la Constitució, que és sagrada per al que els interessa.
Nissan té en sòl nacional mitjans de producció i instal·lacions molt cares i molt valuoses. El seu valor és molt superior a la suma total de les subvencions que se li ha donat a l’empresa, però és igual perquè els empresaris estan alimentant-se constantment de la riquesa dels treballadors. És hora de prendre el que és nostre.
El pla de nacionalització de Nissan és possible i és viable. Fa falta no sols arrabassar els mitjans de producció a l’empresa, sinó també construir un futur viable per als seus actius quan estiguin en mans de l’Estat, generant empreses auxiliars i coneixement que sostinguin les instal·lacions. Cap treballador sobra en el procés. És més: els treballadors han d’estar en control de les fàbriques, encara que la titularitat sigui estatal, i han d’implicar-se en la presa decisions. Nosaltres produïm i nosaltres hem de decidir.
Queden molts mesos de lluita per davant i l’empresa mirarà de col·locar-nos davant vies mortes moltes vegades. Però tenim l’organització, tenim la força i tenim custodiades les seves fàbriques, que ells no recuperaran fàcilment. Les defensarem amb els nostres cossos si fa falta, però no s’emportaran ni un sol cargol d’elles!
Cal mantenir la unitat de la plantilla i aprofundir en la participació de tots en el conflicte i en la presa de decisions, permetent així la incorporació de més companys de l’empresa a les mobilitzacions. Amb això, el futur de la plantilla està assegurat i no hi ha res ni ningú que ens pugui parar. Segur que, pel camí, els obrers de Nissan es trobaran amb la complicitat i l’ajuda de treballadors de molts altres sectors que estan en una situació similar. La unitat de la classe és la nostra força.
Nacionalització immediata de les fàbriques i els actius de Nissan!
Visqui la lluita de la classe obrera!
Comitè Nacional del Partit Comunista dels Treballadors de Catalunya (PCTC)