Dijimos que veníamos a recoger el testigo, y aquí estamos. Nada menos que en el centenario del nacimiento del Partido Comunista como sección española de la Internacional Comunista.
Somos sucesores de aquella antorcha que guió la incansable lucha de los comunistas en nuestro país. Antorcha que se fue apagando con la deriva ideológica eurocomunista y que perdió la orientación marxista-leninista con la que se forjó hace cien años, y que hoy reivindicamos como propia. Podemos decir que la implantación del PCTE en Castilla-La Mancha ya es una realidad, y se hace extensible cada vez en más territorios de esta región.
Hoy, organizados disciplinadamente, y dispuestos a trabajar, tal y como hicieron los trabajadores ferroviarios en Ciudad Real, que mantuvieron todo un frente entre sabotajes y bombardeos, en la Guerra Nacional Revolucionaria. Al igual que los mineros de carbón de Puertollano, ellos supieron utilizar sus herramientas para trabajar y para luchar por una tierra más justa.
Mantenemos el espíritu de lucha de los camaradas de la Tercera Brigada Mixta nacida en Alcázar de San Juan, y de su comandante, José María Galán, uno de los organizadores del Quinto Regimiento.
Somos los herederos de aquellos camaradas que defendieron heróicamente el palacio episcopal de Ciudad Real en 1939.
Memorable fue el decisivo papel de Albacete con la principal base española de los Brigadistas Internacionales que vinieron a luchar de todas partes del mundo contra el fascismo. También La Roda, Tarazona de la Mancha y Madrigueras tendrían gran transcendencia geoestratégica.
Épica la lucha durante la guerra de los camaradas en Toledo, a pesar de la mitificada propaganda franquista tras la derrota en el Alcázar. Aunque la historia la escribiesen los vencedores, jamás nos olvidaremos de la importancia de la organización de los y las comunistas en tal enclave.
Imposible no reseñar a Guadalajara, y la resistencia de la población civil ante los bombardeos de la ciudad protagonizados por los nazis de la Legión Cóndor en diciembre de 1936. Meses más tarde, en sus campos alcarreños se protagonizaría la primera gran derrota militar del fascismo en campo abierto, a nivel internacional, en marzo de 1937. El primer freno a las tropas franquistas, y fascistas de Mussolini, ante el intento de llegar a Madrid. Decisivo también el papel del aeródromo de Azuqueca de Henares en la defensa de las Batallas de Guadalajara y del Jarama.
No podemos olvidarnos de los guerrilleros maquis en toda la región, y especialmente en la provincia de Cuenca, luchando incesantemente en plena dictadura, en las peores condiciones de clandestinidad.
Amplios son los ejemplos en nuestra tierra de lo que es capaz de forjar la clase obrera organizada. Tenemos el deber de rescatar esa memoria, para forjar un futuro con garantías para nuestra clase.
No basta con reivindicar estos hechos gloriosos del pasado, y revivir con nostalgia lo que pudo ser, y nunca fue. Se trata de organizar, aquí y ahora, de nuevo “El Partido” y consolidar una estructura fuerte capaz de responder a los ataques de la burguesía, y defender los intereses del proletariado.
Volveremos a ser la fuerza decisiva en la lucha de clases, el Partido de la Clase Obrera.