Los intereses capitalistas operan constantemente en la toma de decisiones políticas y la situación que hoy está sufriendo el IES Cantabria es solo un ejemplo más. Hace unos días los trabajadores cántabros recibimos con desagrado la noticia de la construcción de una gasolinera en las inmediaciones del instituto, que se encuentra en La Albericia, un barrio obrero de Santander. El alumnado y sus familias, así como los trabajadores del centro, organizados como comunidad educativa y a nivel sindical, llevan unos días reivindicando la paralización de las obras. Exigen detener la construcción de una instalación que condena a todo el entorno escolar a ruidos y contaminación.
Desde el PCTE en Cantabria hacemos nuestra la lucha del IES Cantabria contra los intereses capitalistas que, una vez más, intentan convertir nuestros barrios en un nicho de mercado a costa de las condiciones de vida de la clase obrera de Santander. Es esta una lucha que, además, no se da de manera aislada, pues hace poco la comunidad educativa del IES Besaya de Torrelavega también tenía que ponerse en pie de guerra por no contar con calefacción, a lo que cabe añadir el conflicto que se da, también a nivel estatal, por los problemas en la estabilización de interinos y en la aplicación de la nueva legislación educativa.
La Consejería de Educación demuestra una y otra vez que sus intereses no son los de los trabajadores y estudiantes, sino los de los capitalistas. Lo que está sucediendo en los institutos de Cantabria es lucha de clases, en los dos sentidos de la palabra. Lo señalábamos en una resolución hace pocos meses, en relación con la aplicación de todo el nuevo cuerpo legislativo, y que hoy podemos hacer extensivo a los problemas con las infrastructuras:
«No puede pretenderse solventar con metodologías innovadoras lo que solo se puede solventar tomando los medios de producción. Es imposible una educación en igualdad en una sociedad como la capitalista que es, por definición, manifiestamente desigual. Es necesario un modelo de educación diferente, centrada en el desarrollo integral de las personas y, para ello, debemos construir una sociedad diferente, la sociedad socialista-comunista».
Las dificultades para tener centros bien dotados, una legislación educativa al servicio del estudiantado y respeto a las condiciones laborales de los trabajadores no pueden limitarse a las migajas que el consejero de turno se vea obligado a ceder ante nuestra presión. Como el problema es el capitalismo, ¡ataquemos el problema desde la base!
Contra la educación de los capitalistas, ¡construyamos una nueva sociedad!