El pasado 23 de mayo de madrugada, cerca de la estación de Redondela (Vigo), un trabajador de una empresa contrata de ADIF se encontraba realizando labores de mantenimiento a un kilómetro de la estación cuando se electrocutó. Este tuvo que ser evacuado al Hospital Álvaro Cunqueiro en estado muy grave, y a día de hoy continúa hospitalizado.
Algunos datos, como el nombre de la propia empresa, todavía no se han esclarecido. Las empresas están teniendo opacidad al respecto y en los medios de momento no hay trascendencia. Lo que conocemos es que hubo una descarga eléctrica y que la persona implicada se precipitó desde la altura a la que trabajaba, unos 8 metros, hasta la vía. El trabajador tenía 24 años.
Durante el año 2023 hubo 721 muertes por accidente laboral, y en 2022 hubo 726. Lejos de ser algo esporádico, por tanto, hay una realidad que se mantiene, y tampoco son hechos meramente accidentales. El ritmo de la explotación capitalista se acelera primando el beneficio por encima de todo, y para ello, cuando es necesario, pone en riesgo o directamente daña nuestra salud y hasta nuestra propia vida. Son bastante conocidos los mecanismos que dan lugar a ello: las formaciones de seguridad son algo superficial y burocrático, los recursos para garantizarla se limitan a cumplir en la teoría con la normativa, los EPIs a veces faltan o no hay posibilidad de integrarlos en el día a día real del trabajo y, por si fuera poco, la presión para producir a determinado ritmo termina de barrer el cuidado de la seguridad. En el caso de las contratas de ADIF, como denuncian los trabajadores del sector, el proceso de externalizar cargas de trabajo en peores condiciones laborales, realizando una privatización encubierta, supone movimientos claros que avanzan en dicho sentido.
El PCTE traslada su apoyo a los familiares y personas allegadas del trabajador afectado, y exige que se esclarezcan estos hechos tan graves. Por otro lado, llamamos a las plantillas a organizarse por la mejora de las condiciones de seguridad, pero exhortamos a que la organización y la lucha busquen romper los límites impuestos por la economía capitalista, pues afirmamos que un modelo laboral íntegramente puesto al servicio de nuestras necesidades y nuestro bienestar no será posible bajo el marco de este sistema, en el que todo el proceso productivo, su organización y sus métodos priman la obtención de plusvalía por encima de todo.
El accidente laboral es terrorismo patronal.
Por un ferrocarril seguro para los viajeros y sus plantillas.
Por un mundo en que el trabajo no ponga en riesgo nuestras vidas.
Oficina de prensa