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Declaración de la Acción Comunista Europea (ACE)

Al igual que el derecho al trabajo, el derecho al descanso, las vacaciones y el ocio es un derecho social estrechamente vinculado al derecho a la salud, puesto que el descanso y el ocio son factores de importancia clave para la reposición de parte de la fuerza de trabajo consumida por los trabajadores con su brutal explotación por parte de los capitalistas, así como para su equilibrio psicosocial.

Aun cuando el derecho al descanso está establecido legalmente, el capitalismo restringe e incluso impide de varias formas que se ejerza, sobre todo a través de una extensión no remunerada del horario y la vida laborales, del trabajo flexible y de los acuerdos sobre el tiempo de trabajo.

Los organismos de la UE tienen una gran responsabilidad en la restricción o impedimento del derecho al tiempo libre. La Directiva 2003/88/EC ha elevado la duración media máxima de la semana laboral en sus países miembro de 40 horas a 48, pero los lobbies burgueses y los sectores del capital impulsan una mayor extensión o, incluso, una liberalización total del horario laboral. La edad de jubilación se eleva en distintas jurisprudencias, también bajo dirección de la Comisión Europea. Las regulaciones y directrices de la UE permiten que convenios colectivos atípicos puedan proporcionar un calendario flexible en función de las necesidades productivas de los dueños de las empresas, con hasta 12 días de trabajo ininterrumpido sin descanso, sin aumentos salariales por trabajo nocturno o en festivos, sin vacaciones remuneradas y, a menudo, sin baja remunerada por enfermedad, con semanas laborales de seis días y la abolición del festivo dominical. La política de bajos salarios y bajas pensiones, los recortes o la abolición en los permisos de vacaciones enormemente promovidos por los organismos de la UE y los gobiernos en nombre de la estabilidad monetaria y presupuestaria, junto con los recortes en servicios o su privatización-mercantilización en nombre de la reducción del gasto público, contribuyen al descenso de los ingresos disponibles para que los trabajadores los gasten en vacaciones de calidad, lo que en la práctica cancela o constriñe drásticamente el derecho al descanso para la mayoría de la clase obrera.

El capitalismo ha transformado el derecho al descanso en una mercancía cara, en un privilegio solo para los que tienen suficientes ingresos tanto para pasar sus vacaciones de forma saludable y de calidad como para acceder al deporte, la cultura y otras actividades recreativas. La legislación de la UE fomenta la tendencia del capital a la concentración de actividades empresariales tan lucrativas como el turismo y la industria del ocio y a su centralización en manos de unos pocos monopolios de este sector, como los grandes operadores turísticos, cadenas hoteleras y de restauración, aerolíneas y navieras, con la consiguiente formación de altos precios monopolísticos mientras los salarios de los empleados del sector turístico, pese a su gran rentabilidad, se encuentran entre los más bajos; su trabajo está entre los más inseguros, y la cantidad y condiciones de horas trabajadas entre las más extenuantes. Consecuencia de ello es la privación de servicios turísticos de calidad para la mayoría de la clase obrera, por un lado, y la expulsión del mercado y proletarización de pequeños autónomos en el turismo y el sector de la hostelería por el otro.

El socialismo, por ejemplo en la URSS, tenía un enfoque diametralmente opuesto sobre esta cuestión. La jornada laboral de 8 horas se decretó el 11 de noviembre de 1917, solo 4 días después de la toma del poder por parte de los bolcheviques. El poder soviético, para favorecer el desarrollo multilateral, material y espiritual de la personalidad de los trabajadores, se encargó de reducir el tiempo de trabajo para aumentar la cantidad y calidad del tiempo libre. El derecho al descanso se estableció, por primera vez en la historia, por la llamada Constitución “de Stalin” de la URSS de 1936, cuyo artículo 119 afirmaba que: «Los ciudadanos de la URSS tienen derecho al descanso. Garantizan el derecho al descanso la reducción de la jornada laboral para la amplia mayoría de trabajadores hasta las 7 horas, mediante el establecimiento de vacaciones anuales remuneradas para obreros y empleados, mediante la proporción de una vasta red de sanatorios, casas de descanso y clubes a disposición de los trabajadores». La Constitución soviética indicaba de manera expresa cómo hacer efectivo el derecho al descanso y concretarlo a través de una amplia red de instalaciones que ofrecían un paquete completo de servicios, desde el alojamiento hasta las comidas, desde los programas recreativos, culturales y deportivos hasta el tratamiento sanitario, de rehabilitación y de spa. Además, el uso de estas instalaciones era gratuito para los veteranos y “obreros de asalto”, mientras que los sindicatos cubrían del 50% al 80% de los costes derivados de las vacaciones para los demás obreros.

Conscientes de ello, en el contexto del capitalismo, en el que ningún logro de los trabajadores es nunca definitivo, sino susceptible de ser cancelado cuando la correlación de fuerzas entre las clases cambie, y solo la toma revolucionaria del poder político y su retención por parte del proletariado hacen irreversibles los derechos económicos y sociales adquiridos; los partidos de la Acción Comunista Europea desarrollan su acción en los centros de trabajo para organizar la lucha de los trabajadores en los sectores del turismo y la hostelería, expresan su solidaridad y los llaman a luchar para conseguir su derecho a un descanso y vacaciones de calidad, por:

  • la reducción de la jornada laboral con el mismo salario;
  • el descenso de la edad de jubilación;
  • aumentos sustanciales en salarios y pensiones y su adecuación al coste de la vida, por un permiso de vacaciones garantizado;
  • la creación de las condiciones materiales para el ejercicio del derecho a las vacaciones, el descanso y el esparcimiento mediante la proporción por parte del estado de alojamiento público específico, instalaciones y servicios sanitarios de rehabilitación, culturales, recreativos y deportivos para los trabajadores y sus familias, confrontando con la política de recortes, ahorro de gasto público y rigor presupuestario seguido hasta ahora por la UE y los gobiernos burgueses de los estados miembro.

La tarea de los comunistas es combatir en la vanguardia de la lucha de la clase obrera por las vacaciones, que son un derecho universal de las personas y no un privilegio para unos pocos, y garantizar los derechos de los trabajadores en el sector de la hostelería y el turismo. La perspectiva a favor de los intereses obreros y populares yace en la lucha por el poder obrero, por una economía planificada centralmente, por el socialismo, por la transformación de todos los grandes establecimientos hoteleros y turísticos en una propiedad social, por una vida con derechos actuales al trabajo, al ocio y el esparcimiento, a las vacaciones, a la salud, etc.