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Contribución del PCTE a la teleconferencia de la ACE

6 de abril de 2025

Estimados camaradas,

Como sabéis, el 29 de octubre de 2024 en nuestro país sufrimos una gran tragedia, un fenómeno climático denominado DANA (depresión aislada en niveles altos, también conocida como “gota fría”). Este fenómeno, aunque siempre ha sido común en la costa mediterránea española, es cada vez más virulento y provocó la inundación de varias comarcas de la zona este del país, especialmente en la provincia de Valencia. La cifra de víctimas es escalofriante, ha seguido aumentando hasta fechas recientes, llegando a las 233 personas fallecidas. Miles de casas, coches e infraestructura se vieron afectados.

Como denunciaba el PCTE el día después de la tragedia en su comunicado del Buró Político: hay culpables. Si bien estos fenómenos climáticos son naturales, tanto su mayor frecuencia e intensidad como sus consecuencias humanas y económicas han sido provocadas por décadas e incluso siglos de políticas e intereses capitalistas.

Hay un millón y medio de casas construidas en zonas de riesgo de inundación en España, construidas sobre terrenos que, aunque no suelan llevar agua, sí forman parte de los ecosistemas fluviales y cumplen funciones esenciales en él. Muchas de estas viviendas se levantaron o bien durante la dictadura franquista (1962-1975) o bien en los años de la burbuja inmobiliaria española en las décadas de 1990 y 2000 (época en la que el sector inmobiliario creció enormemente). En ambos periodos, la especulación con el suelo y la vivienda para desarrollar el creciente negocio del turismo en España tuvo una gran relevancia para este sector económico, que es altamente rentable para los capitalistas. Las leyes del suelo, los planes de ordenación y la intervención de las Administraciones públicas en España nunca tuvieron como objetivo asegurar una construcción coherente con las necesidades de la mayoría social y armónica con el medio natural en el que vivimos. Al contrario, el papel del Estado y la superestructura, así como el de la Unión Europea, ha servido para garantizar el beneficio privado en el creciente desarrollo capitalista de nuestro país.

El día 29 de octubre de 2024, en medio de la catástrofe, se volvieron a anteponer los intereses del beneficio capitalista por encima de las vidas y la salud de la clase trabajadora. El 29 de octubre se priorizó que la producción continuara en las empresas, lo que hizo que muchos trabajadores perdieran su vida en su trabajo o en el camino de vuelta a casa. De nuevo, como ya ocurrió en 2020 con la pandemia del Covid, el capitalismo depredador se muestra sin máscara, y se asegura que nada afecte a su acumulación y sus beneficios.

Desde la mañana del 29 de octubre la Agencia Estatal de Meteorología avisó a las administraciones competentes del riesgo de la DANA y de las inundaciones. En nuestro país este fenómeno climático es conocido, sus componentes de riesgo son conocidos, y sus graves consecuencias son conocidas desde hace décadas. Y sin embargo el 29 de octubre no se hizo nada. Los avisos de emergencias a la población llegaron pasadas las ocho de la tarde, cuando ya estaba todo inundado y la mayoría de las vidas ya se habían puesto en juego. No se tomó ninguna medida preventiva ese día. Pero tampoco se han tomado en serio la prevención durante las décadas previas a pesar de las inundaciones anteriores y los informes técnicos que alertaban sobre el riesgo.

Desde el día siguiente una oleada de rabia y solidaridad se extendió por Valencia, Castilla-La Mancha y Andalucía, pero también por todo el país. Los vecinos y vecinas de las zonas afectadas estuvieron días incomunicados por culpa del barro, con las telecomunicaciones cortadas, mientras toda ayuda institucional tardaba en llegar. En este escenario, la organización vecinal colectiva fue determinante para unir fuerzas en aquello que era lo prioritario: garantizar la supervivencia administrando la comida y la bebida, buscar a las personas desaparecidas y fallecidas. A la vez, miles de personas se acercaron andando desde zonas menos afectadas para despejar calles, limpiar casas, portar comida y agua, evitar la propagación de enfermedades. Ante la incompetencia institucional éste fue un bonito aprendizaje del papel creador que potencialmente tenemos los trabajadores si nos asociamos.

Nuestro Partido desarrolló una inmensa campaña de donaciones, recaudando suficiente dinero como para movilizar varios equipos de militantes del PCTE y los CJC que se desplazaron para intervenir junto con los camaradas de Valencia, que llevaban días manos a la obra. En estos días se hizo más real que nunca la consigna de: solo el pueblo salva al pueblo.

Nuestro Partido, a pesar de nuestra pequeña presencia organizada en la zona, valora positivamente el trabajo realizado en esta catástrofe. Conforme el Partido crece y gana experiencia en la gestión e intervención en momentos de crisis, aumenta también la capacidad determinante de nuestra militancia en este tipo de situaciones. Así hemos podido observar cómo otros partidos hermanos han tenido una intervención determinante en sucesos parecidos en otros países.

Desde el primer momento los distintos gobiernos, central y autonómico, jugaron a pasarse la pelota de la responsabilidad sobre lo ocurrido. Unos y otros se echaban la culpa de la gestión de la DANA, poniendo por delante sus intereses políticos desde la misma mañana del 29 de octubre, mientras las familias trabajadoras afectadas asistían a este lamentable espectáculo desde sus casas destruidas. La negligencia es múltiple, no solo de lo ocurrido ese día, sino del propio desarrollo del capitalismo en la costa de España.

Todas estas caracterizaciones se podrían aplicar a la existencia de otros desastres naturales en nuestro país, como los terremotos, las erupciones volcánicas en las Islas Canarias y, sobre todo, los incendios forestales. Cada año nuestro país pierde hectáreas de terreno fértil y multitud de familias pierden sus casas o se ven desplazadas por la propagación de incendios que podrían evitarse. La nula voluntad política genera el contexto en el que estos desastres naturales continúan ocurriendo: falta prevención, faltan equipos de extinción, falta legislación. En definitiva, faltan medios para evitar incendios y otros desastres de cuyas consecuencias se tarda décadas en recuperarnos.

La sociedad existe en interacción con el medio natural en el que se habita. Este importante asunto ha sido ampliamente debatido por los comunistas durante décadas. En los momentos en los que ocurren desastres naturales este debate resurge con fuerza, pues las terribles consecuencias de estos desastres evidencian la intrínseca relación entre éstos y el desarrollo del capitalismo.

En su Manifiesto-Programa el PCTE aborda esta cuestión concluyendo que la toma del poder político y los medios de producción por parte de la clase obrera cambiará la manera en la que se interacciona actualmente con el medio ambiente. La planificación central de la economía tomará en cuenta la necesidad del desarrollo de las fuerzas productivas en armonía con el medio ambiente y la diversidad. La anarquía que caracteriza la producción capitalista provoca la desestabilización de ecosistemas y pone en peligro la continuidad de la vida. El socialismo garantizará la satisfacción de las necesidades sociales, incluyendo en éstas la protección ambiental y la diversidad biológica, que son patrimonio de todo el pueblo y de cuya preservación depende la supervivencia del ser humano.

De toda nuestra experiencia concluimos:

  • Que el desarrollo anárquico del capitalismo supone históricamente un riesgo la salud y la vida de la clase obrera
  • Que los gobiernos a distintos niveles, como gestores del capitalismo, han desatendido esta cuestión para garantizar la acumulación de beneficios para las empresas
  • Que en el capitalismo los intereses de la producción capitalista siempre van por delante que la vida de la clase obrera
  • Que los desastres naturales y climáticos pueden tener causas naturales, pero sus consecuencias dependen de las políticas y los intereses capitalistas
  • Que la solidaridad y la rabia popular en contextos posteriores a un desastre natural debe organizarse y el Partido Comunista debe ser un actor determinante en estas situaciones
  • Que solo el socialismo garantiza la satisfacción de las necesidades sociales y la protección del medio ambiente