El Buró Político del Partido Comunista de los Trabajadores de España (PCTE) sigue con atención los acontecimientos que se suceden en la superestructura estatal y que, tras las decisiones adoptadas ayer por el pleno del Tribunal Constitucional, han desatado una grave crisis institucional.
La negativa del Partido Popular a renovar el poder judicial y las medidas adoptadas por los partidos del Gobierno para forzar esa renovación confirman que la división de poderes es una mera ficción. La clase dominante no comparte ni admite limitaciones en el ejercicio del poder político. Sus disputas y contradicciones internas se dirimen a través del juego parlamentario, en el que cada partido político burgués trata de controlar y de utilizar en beneficio propio las instituciones.
El Gobierno conocía que su intención de introducir enmiendas reformando la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional y de la Ley Orgánica del Poder Judicial, incorporadas a la Proposición de Ley Orgánica de transposición de directivas europeas y otras disposiciones para la adaptación de la legislación penal al ordenamiento de la Unión Europea, y reforma de los delitos contra la integridad moral, desórdenes públicos y contrabando de armas de doble uso, era contraria a la doctrina del Tribunal Constitucional. Con ello, en línea con las torpezas jurídicas cometidas durante los últimos meses, facilitó, consciente de los riesgos implícitos, las maniobras legales de la derecha y la extrema derecha, que nunca han dudado en emplear todos los medios disponibles para alcanzar sus objetivos políticos.
Tanto unos como otros están interesados en tensionar la situación política, aun a riesgo de desatar una grave crisis institucional, ante el inicio de un año electoral. El estilo hiperbólico empleado por unos y otros, con acusaciones cruzadas de fomentar un golpe de Estado, así lo confirman. Unos y otros llaman al pueblo a cerrar filar detrás de sus posiciones. Pero, todos ellos comparten el mazo de explotación capitalista y la defensa de la superestructura estatal y jurídica que la sustenta, por lo que más allá de artificios electorales, propios del creciente cretinismo parlamentario que padecemos, no dudarán en alcanzar los acuerdos que sean necesarios para preservar el poder capitalista.
Mientras los representantes del poder discuten acaloradamente y se reparten las instituciones, la clase obrera y los sectores populares vemos retroceder nuestras condiciones de vida y trabajo. No debemos dejarnos atrapar en falsos debates. Hoy nos desarman política e ideológicamente cuando cínicamente nos tratan de movilizar en defensa del Estado, el orden burgués y la Constitución quienes llevan una legislatura entera dando cobertura a la agudización de la explotación capitalista. La salida para las amplias mayorías sociales no está, por supuesto, en tolerar ningún giro reaccionario. Tampoco lo está en la modernización de su democracia, que representa la cara menos salvaje de la dictadura de clase capitalista contra el pueblo trabajador. La salida a los problemas populares vendrá de la mano de un programa político que supere el capitalismo e implante una democracia obrera y popular basada en el poder de los trabajadores y las trabajadoras de nuestro país.
¡Basta de juegos a costa del pueblo! ¡Que se vayan todos! ¡Confiemos sólo en nuestras propias fuerzas! Organicemos la lucha por el poder obrero.
Buró Político del PCTE.