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El último informe de siniestralidad laboral en el primer trimestre de 2021 en Aragón, elaborado por CCOO, demuestra lo que desde el Partido siempre hemos denunciado. La clase obrera es quién pone los muertos y la burguesía quién recoge los beneficios.

En comparación con el mismo trimestre de 2020, en el 2021 se han producido un 10 % más de accidentes laborales, un 35,4% más de accidentes “In-itinere” y un 15% más de enfermedades profesionales.

Con respecto a los trabajadores y trabajadoras víctimas del terrorismo patronal, la clase obrera aragonesa ha sufrido la pérdida de 8 trabajadores (1 en el sector agrario, 3 en la industria, 2 en la construcción y 3 en el sector servicios) en comparación con los 12 del mismo periodo de 2020. Este dato puede llevarnos a engaño ya que esta reducción se debe a que en 2021 no ha habido ningún accidente “in-itinere” con resultado de muerte, en comparación con los 4 producidos en el mismo periodo de 2020. Estas condiciones de precariedad y explotación intensificadas por la crisis económica-sanitaria  implica que se hayan registrado 6.766 accidentes leves, un 31,12% más y 56 accidentes graves, un 55,5% más que en el mismo periodo de 2020.

En el primer trimestre de 2021 se han registrado 185 enfermedades profesionales con baja, un 15% más que en 2021 y 211 enfermedades profesionales sin baja, exactamente la misma cifra que en 2020. Es importante señalar que las enfermedades profesionales que hay registradas no son ni mucho menos las que sufre la clase obrera aragonesa en su día a día. ¿A caso nadie recuerda cuando pese a saber que el amianto producía graves e incluso mortales problemas de salud se seguía trabajando con él? Se lo pueden preguntar a los trabajadores y trabajadoras de CAF Zaragoza y de otras tantas empresas y administraciones públicas (techos de colegios, por ejemplo) por todo Aragón. Además, no hay que obviar que las Mutuas reconocen menos enfermedades profesionales que en años anteriores por lo que trasladan al sistema público la responsabilidad de los daños que tienen su origen en el centro de trabajo y no son reconocidos.

Todos estos datos muestran de forma clara la explotación y caciquismo que impera en el sector agrícola en Aragón, que se aprovecha de la situación de necesidad extrema de la población principalmente inmigrante. No podemos olvidar al temporero que tras un accidente en el trabajo tuvieron que amputarle la pierna y el dueño de la explotación falsificó su firma para exonerarse de cualquier responsabilidad. En el resto de sectores la situación no es mucho mejor ya que en un sistema productivo cuya base es el beneficio económico de una clase minoritaria y parasitaria, la prevención de riesgos laborales y la salud de la clase obrera, y más en tiempos de crisis económica, es lo primero que se resiente.

El tamaño del centro de trabajo es un factor importante en la siniestralidad, las empresas que más accidentes mortales soportan y presentan peores indicadores relacionados con la prevención son las de menos de 25 personas. Éste dato no es casual, ya que a la burguesía no le interesa gastar parte de la plusvalía que nos extraen en prevención de riesgos laborales y salud laboral. Solo a través de una plantilla organizada en sindicatos de clase se podrá exigir a la dirección de la empresa el cumplimiento de las leyes vigentes y la realidad nos lo demuestra día a día.

 

Por todo esto, aseguramos que la precariedad laboral mata y que el sistema capitalista implica la miseria absoluta para la clase obrera. En esta época de crisis económica que ha acelerado la pandemia la clase obrera no llega a final de mes aumentando cada vez más las colas del  hambre. Los desahucios, pese a que el gobierno socialdemócrata insiste en que están prohibidos, aumentan exponencialmente. La precariedad laboral o los ERTES que posteriormente han sido ERES, tal y como avisábamos, es el pan de cada día para la clase obrera y por si todo esto fuera poco nos matan en el trabajo.

En este momento, lo realmente necesario para la clase obrera aragonesa es que se organice en los sindicatos de clase para pasar a la ofensiva en los centros de trabajo y para acabar con las posiciones socialdemócratas de las cúpulas sindicales que promueven el pacto social reforzando las filas del Partido Comunista de los Trabajadores de España en Aragón destruyendo el sistema capitalista y construyendo sobre sus cimientos un nuevo sistema que satisfaga todas las necesidades de la mayoría trabajadora y popular, es decir, construyendo el socialismo-comunismo.