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Decalaración de la Acción Comunista Europea ante el 107 aniversario de la Revolución Octubre

El 7 de noviembre de 1917 triunfó la revolución en Petrogrado. El II Congreso de los Sóviets proclamó el carácter socialista de la revolución y aprobó el Decreto sobre la Tierra y el Decreto sobre la Paz.

La importancia de la Gran Revolución de Octubre es inmensa en la historia de la humanidad; marcó un giro radical del viejo mundo capitalista al nuevo mundo socialista. La Revolución de Octubre se distingue notablemente de todas las revoluciones anteriores: su objetivo no fue sustituir una forma de explotación por otra, a un grupo de explotadores por otro, sino la destrucción de toda explotación del hombre por el hombre, la abolición de todos los grupos de explotadores, el establecimiento del poder de la clase más revolucionaria de todas las clases oprimidas que existieron hasta entonces, junto con la organización de la nueva sociedad socialista-comunista y la abolición de las clases. Desde sus primerísimos pasos, el poder soviético comprendió la necesidad y concretó el contenido socialista de las consignas con las que los bolcheviques alzaron al pueblo a favor de la Revolución: “Paz para los pueblos”, “Todo el poder para los sóviets”, “Tierra para los campesinos”, “Fábricas para los trabajadores”, “Jornada de 8 horas para todos”.

La Revolución Socialista de Octubre demostró que el proletariado podía dirigir la nueva sociedad en contra de y sin los capitalistas. Nada será jamás lo mismo: octubre de 1917 abrió el camino de la época de la revolución proletaria mundial y fue la inspiración de la Internacional Comunista, que contribuyó a la fundación y fortalecimiento de los partidos comunistas en cada país. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas resolvió muchos problemas excepcionalmente importantes y fundamentales que los países capitalistas no pueden resolver: el desempleo desapareció en 1930; garantizó el derecho al trabajo y a la sanidad, la educación, la cultura y el deporte gratuitos. Estos éxitos y conquistas sociales son consecuencia de las bases materiales y políticas del socialismo, de la economía socializada, la planificación central y el control obrero; y la condición esencial para estos éxitos y conquistas es la revolución socialista y el poder del proletariado. En consecuencia, por vez primera en la historia humana, los productos del trabajo pertenecieron a todos los miembros de la sociedad. Se abolió la apropiación capitalista de la producción social y los obreros se convirtieron en los dueños de su propio destino.

Estos son los motivos principales por los que la URSS, con la clase obrera a la vanguardia, el pueblo, su Ejército Rojo y su base económica socialista, salvaron a la humanidad al desempeñar un papel primordial y decisivo en el aplastamiento del fascismo.

Hoy se agudizan las contradicciones interimperialistas, con la guerra imperialista en Ucrania entre la OTAN y la Rusia capitalista, así como con la de Oriente Medio con el genocidio del pueblo palestino por el estado ocupante de Israel y sus intervenciones imperialistas en Líbano, Siria y Yemen elevando de nuevo el peligro de una guerra generalizada. La realidad nos muestra que el capitalismo es caduco y solo puede ofrecer guerras, explotación, pobreza, degradación ambiental y crisis económicas y de refugiados.

El ejemplo de la Revolución de Octubre es una fuente de inspiración para las nuevas generaciones de comunistas de toda Europa, que luchan en condiciones muy difíciles contra la burguesía, los estados burgueses y las uniones interestatales capitalistas, como la Unión Europea y su brazo armado, la OTAN, etc. Llamamos al pueblo y a la juventud a reflexionar más profundamente en las causas, la realidad y la verdad sobre la contrarrevolución, la disolución de la URSS y el derrocamiento del socialismo. El estudio de esta experiencia nos muestra que fue la violación —y no la aplicación— de los principios de construcción del socialismo lo que condujo a la contrarrevolución. Esta verdad pulveriza la propaganda de la burguesía, la UE, los gobiernos capitalistas y sus aparatos, la falsificación de la historia y la identificación no histórica del comunismo con el fascismo. Vivimos desde luego en la época de las revoluciones socialistas iniciada en el Gran Octubre. El curso de la historia no puede revertirse, nuestra época sigue siendo la época de transición del capitalismo al socialismo. Por lo tanto, los comunistas de la Acción Comunista Europea con razón afirman: es imposible matar el sueño del pueblo de una vida de libertad y justicia. Los bolcheviques mostraron al mundo entero cómo hacer realidad este sueño. La lucha continúa, con los Partidos Comunistas a la vanguardia para cumplir su misión revolucionaria, para que así la clase obrera de cada país se deshaga de los grilletes de la explotación, derroque al bárbaro sistema capitalista y construya el nuevo mundo, el socialismo-comunismo.