Skip to main content

Estos días conocíamos la noticia de que cuatro de los jóvenes antifascistas que se manifestaron contra un acto de Vox en enero de 2019 en Zaragoza han sido condenados por el Tribunal Supremo a casi cinco años de prisión por “desórdenes públicos y lesiones a varios policías”.

A pesar de que la pena del Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) ha sido rebajada en dos años, se trata de un claro caso de represión que busca, mediante un castigo ejemplificador, dejar claro lo que puede pasar a quienes decidan manifestarse contra la reacción.

De nada sirvieron las contradicciones entre los testimonios policiales o el vídeo grabado por una cámara de seguridad en el que no se identificaba a ninguno de los acusados cometiendo delito alguno.

Pueden venir tiempos convulsos y la patronal lo sabe: los monopolios luchan encarnizadamente por nuevos mercados y la mayoría trabajadora ve cómo sus condiciones de vida empeoran gobierno tras gobierno, reforma tras reforma laboral. Y en previsión de que se resquebraje el dique de contención y paz social que el actual gobierno tanto se ha esforzado por apuntalar, engrasan los mecanismos de represión y buscan chivos expiatorios que dejen claro al resto de la clase qué puede ocurrir si decides manifestarte.

Y es que el capitalismo tiende a la reacción y en los últimos años hemos asistido a una aceleración en esta tendencia, avivada aún más con la crisis económica. Vox representa en España parte de dicha tendencia, con sus propuestas políticas como programa de máximos de la burguesía y el odio y la división de clase por bandera.

Al conocer noticias como esta, algunos se cohibirán y se lo pensarán dos veces antes de acudir a una manifestación, otros sin embargo pensarán que la solución pasa por prender fuego a tantos contenedores como puedan (y ya de paso a algún banco). Total, si me pueden meter a la cárcel sin importar mi culpabilidad o inocencia, al menos que sea habiéndolo hecho.

Sin embargo, esta respuesta espontánea no será capaz de derrocar al sistema que engendra la reacción y que nos condena la miseria. Es necesario salir de la apatía, no caer en la indiferencia, participar en las movilizaciones, generar amplios movimientos de solidaridad allá donde toquen a cualquiera de nosotros. Es necesario defender nuestros intereses y denunciar a quienes vienen a quitarnos los derechos conquistados. Pero, si queremos triunfar, necesitamos que se de en claves de lucha y organización: solo entonces estaremos en condiciones de acabar no solo con la reacción, sino también con el sistema que la engendra.

¡Absolución ya! ¡Manifestarse no es delito!